La queratitis por Acanthamoeba es una infección corneal que afecta a huéspedes inmunocompetentes. Descrita por primera vez en la década de los 70 como una patología excepcional, su frecuencia ha experimentado en las últimas décadas un incremento importante sin que se conozcan exactamente los motivos.
Tal y como han determinado los expertos es causada por un grupo de protozoos de vida libre presentes en el suelo y en el agua tanto dulce como salada. El germen es capaz de adoptar dos formas de vida: un trofozoito móvil capaz de emitir seudópodos con los que fagocita gérmenes, células, hongos, etc. y con los que se desplaza por el parénquima corneal, y una forma quística, configuración que adopta en medio adverso, formando una doble pared que lo aísla del sistema inmune del huésped y lo protege del tratamiento.
El factor predisponente más frecuente es la utilización de lentes de contacto, aunque ocasionalmente se observa en pacientes que han sufrido traumatismos o exposición a agua contaminada.
Si el paciente no recibe tratamiento el cuadro evoluciona, apareciendo un defecto epitelial persistente que se acompaña de infiltrados estromales y lesiones satélites. En estadios tardíos la infiltración adopta la forma de anillos inmunes característicos que pueden evolucionar a la formación de abcesos, ulceración del estroma y ocasionalmente perforación.
El diagnóstico de queratitis por Acanthamoeba se realiza por la visualización de amebas en extensiones o en cultivos. El mayor porcentaje de aislamientos ocurre en estadios relativamente precoces de la enfermedad cuando la ameba está confinada al epitelio. Con el tiempo, las amebas penetran en tejidos más profundos, lo que dificulta su identificación en muestras superficiales y hace necesaria la realización de la biopsia corneal.
En portadores de lentes de contacto debemos examinar también las lentes y su estuche portador. Las amebas se visualizan en extensiones teñidas con Giemsa, PAS, calcoflúor o naranja de acridina. El agar no nutriente con E. Colli es el medio de cultivo de elección para aislar amebas, aunque normalmente también crecen bien en agar chocolate y en agar tamponado con carbón-levadura. Es característica la formación de raíles en el medio de cultivo formados por el avance de los trofozoitos. La microscopia confocal in vivo también puede utilizarse para la observación de estos organismos, particularmente en su forma quística. El tratamiento adecuado de la queratitis por Acanthamoeba requiere un rápido aislamiento de este agente en las muestras de tejido.
Deberíamos sospechar Acanthamoeba en cualquier queratitis con cultivos negativos para bacterias, herpes simples, hongos o micobacterias atípicas. Además, cualquier queratitis que a pesar del tratamiento no mejore debería hacernos sospechar en la Acanthamoeba. No obstante, la dificultad en el diagnóstico de Acanthamoeba por medios clínicos o de laboratorio puede retrasar durante meses el diagnóstico correcto.
No existe hasta el momento un protocolo terapéutico establecido para el tratamiento de la queratitis por Acanthamoeba. Diversos medicamentos parecen tener eficacia tanto in vitro como in vivo y se emplean comúnmente. Probablemente la eficacia de algunas de estas drogas dependa en gran medida del momento del curso de la enfermedad en que se empleen. Desgraciadamente muchos casos son diagnosticados tardíamente, confundidos principalmente con queratitis herpética o micótica y el tratamiento resulta ineficaz. ')}